En realidad, esa es una creencia bastante común, pero no por lo generalizada, es una opinión sabia.
Un ejemplo. Un contrato notarial de cualesquier naturaleza se sostiene por lo que establece el documento. Sin embargo, si la voluntad de las partes no es respetar el acuerdo, el contrato es mera tinta. Entonces, ¿cual es el fundamento real del acuerdo? La ética, los principios morales de las partes por cumplir lo transado. En consecuencia, un acto material se sostiene en lo inmaterial.
Toda compraventa de la cual hacemos millones diariamente en la sociedad, comprando todos nuestros productos y servicios básicos, establecen que una parte entrega un bien o servicio de calidad, en el tiempo y el espacio adecuado, y la otra parte se compromete a un pago en cierta forma y plazo.
El vendedor ha tener cierta ética y principios morales para entregar a la otra parte la calidad comprometida. Y el comprador también ha de tener los mismos valores para pagar lo acordado.
Entonces, el cumplimiento integro de los acuerdos depende de la calidad moral y ética de las personas contratantes.
En síntesis, los acuerdos prácticos se pueden cumplir siempre y cuando exista una estructura valórica muy fuerte en las personas.
Al revés de lo que muchos piensan, el gran avance de la sociedad moderna se debe a que usa como andamiaje, como estructura fundacional, los principios morales enseñados por todos los grandes pensadores y guías de la historia. Jesús, es el fundamento de que a Usted le entreguen el bien que ha comprado, y el mismo Jesús es el fundamento de que a Usted le paguen.
Y digo Jesús, porque estamos en Occidente, y sin lugar a dudas ha sido el gran Maestro o Profesor de Filosofía Moral para todos los occidentales. También podemos citar a todos los grandes pensadores griegos y romanos que ejercen la misma influencia en la sociedad. Esos grandes profesores de ética y moral han influido en nuestras vidas ayudando a sostener nuestras convicciones.
Para otras personas, son otros lideres y otros pensadores, pero que tienen la misma influencia en su conciencia: nos permiten desarrollan nuestras propias convicciones morales.
En Medio Oriente, tanto Moisés, Mahoma y todos Profetas han transmitido una enseñanza similar, que es el alma y el sostén de una cultura, de una civilización y de las personas. En China es reconocida la influencia de Confucio en la política y la educación. Lo mismo que el Taoismo enseñado por Lao Tse.
Los fundamentos morales y espirituales que sostienen todos los avances modernos en la ciencia y la técnica, fueron creados en su mayor parte hace más de 2.000 años atrás. Algunos de esos principios no son ya recordados. En otros casos no se difunden o no se practican lo suficiente. Pero lamentablemente nuestra cultura moderna no ha dado origen a que surjan grandes líderes morales y filosóficos que tengan la enorme influencia de los sabios antiguos.
La crisis moderna en el desequilibrio de la riqueza o en las graves injusticias donde mueren millones de seres humanos de hambre y desorganización social, no es una crisis material. Porque nunca en la historia conocida habíamos desarrollado tantas maquinarias y la capacidad de organización productiva como para responder a esas necesidades. Lo que nos falta no es dinero, ni ciencia, ni tecnología, ni capacidad productiva. Lo que nos falta es riqueza espiritual, es riqueza moral como para compartir un poco lo que tenemos o para generar más oportunidades para los más débiles de la sociedad.
Por otra parte la crisis de calentamiento global, tampoco es una crisis tecnológica en su raíz. Es una crisis espiritual, es una crisis de valores, porque sólo se piensa en el corto plazo y no en las consecuencias futuras de nuestra deficiente y contaminante forma de vivir moderna. Es un acto egoísta de una humanidad adolescente que piensa en pasarla bien como en una fiesta echando la casa por la ventana, pero despreocupados de que hay que pagar los costos de la fiesta. Esa irresponsabilidad moral respecto a las consecuencias de la vida moderna, va a dañar a millones de seres humanos por los desastres climáticos.
Entonces, cuando los líderes de la sociedad no dan la suficiente importancia a las reflexiones filosóficas y morales, es que de seguro vamos a tener un fracaso material. Las evidencias están a la vista.
Es tiempo de que los líderes y en especial los jóvenes, le den espacio en sus vidas a la vivencia espiritual, por el medio que les sea más natural a cada uno. Puede ser a través de la religión, la filosofía, la mística, el servicio desinteresado a la sociedad, a través del arte, de la creación literaria, a través del deporte, de caminar por la naturaleza, etc. Cada cual debe tener en su vida cotidiana una conexión celeste, un cultivo de su fuerza espiritual, donde se reflexione y practique la vida espiritual, porque así estaremos fortaleciendo nuestra vida interna, y además nuestra vida material externa.
Ha sido un gravísimo error plantear una dicotomía entre espíritu y materia. Los clérigos de poca monta ayudaron a desparramar esa falaz posición alejando a las personas del cuidado material, y también los materialistas estrechos de mente alejaron a la gente de lo espiritual.
Esa dicotomía pertenece a un pasado limitado que no puede fundamentar la vida presente. Los grandes maestros del pensamiento humano siempre unieron ambas visiones. Platón dice que el ser humano es " una mezcla de lo Uno y de lo otro". Entendiendo por Uno, el espíritu universal y entendiendo por otro, la materia, la diversidad. Entonces el ser humano es una mezcla entre una visión unitaria y una pluralidad.
Hoy requerimos de empresarios, de emprendedores, de lideres en las ciencias, en la política, etc, que sean capaces de asumir plenamente el desafío total de ser humano. Vivir consciente y diariamente nuestra multiplicidad de factores que nos constituyen. Tenemos derecho y obligación de vivir espiritualmente como también de vivir materialmente. Ambas realidades son nuestro campo de experiencia.
Esto significa en lo práctico ver la forma, cada cual según sus posibilidades, de re-crear las convicciones espirituales de nuestros trabajadores, de nuestras familias y de nuestro pueblo, junto a luchar por construir una sociedad y medios de producción y artefactos más sustentables para la vida humana y planetaria.
El desafío presente para cada uno de nosotros es re-crear y ver la forma en que unimos lo espiritual y lo material de manera más cotidiana.
Los líderes de opinión tienen la obligación de impulsar y recordar los fundamentos de la vida moral de la sociedad, tal vez no tanto con sermones, pero si atreverse a destacar los nobles ejemplos que nos rodean, cuando nosotros mismos no somos capaces de vivir con dignidad suficiente. Nadie es perfecto. Pero nuestra generosidad puede llevarnos a destacar los nobles ejemplos de la historia como una buena guía para nosotros mismos y nuestra época.
Eso es también un gran servicio a la Economía.
Los economistas, empresarios y avezados hombres de negocio, no saben cuanto le deben de su propia riqueza al trabajo de los profesores básicos y al trabajo de los filósofos, pensadores y pastores de todas las iglesias. Lo mismo no saben cuanto le deben al artista, al poeta, al músico que nos da paz a nuestro espíritu. Porque ellos son los que enseñan la armonía interior y el control de nuestra animalidad egoísta y visceral. La economía le debe mucho a los creadores de la riqueza interior de los pueblos.
En Chile, empresas Copec de los Angelini; o Andronico Luksic con Quiñenco y CCU; o Ricardo Claro con la Sudamericana de Vapores o Mega; o Sebastian Piñera y los Cueto con Lan, Chilevisión; o los Said con Andina; o Alvaro Saieh y los Abumohor con Corpbanca y Copesa; o los Matte con empresas CMPC; o Agustin Edwards con El Mercurio; o Horst Paulmann con Cencosud; o los Ibañez con Lider; o la SOFOFA, o la Confederacion de la Producción y del Comercio, etc., todos los grandes grupos empresariales, y cada hombre de negocios, le debe gran parte de su riqueza, a la riqueza moral de sus propios trabajadores, a la riqueza moral de sus proveedores, a la riqueza moral de sus consumidores que pagan las cuentas y a la riqueza moral de los funcionarios públicos que los controlan.
Por el contrario, sabemos los graves problemas que provoca en una empresa, que haya funcionarios corruptos, vendidos, trabajadores que roben, proveedores que no cumplan con sus contratos, consumidores que no paguen, funcionarios de gobierno corruptos, etc. Las empresas enfrentan graves dificultades o bien quiebran o los socios tienen que vender sus participaciones más baratas porque la convivencia o las pérdidas e inseguridad hacen inviable mantener esa inversión. Hay países enteros que sufren el flagelo de la delincuencia, las drogas y otros males, pero se debe a que ellos mismos no fortalecieron su base ética y moral.
A veces, se ve el valor de algo, cuando falta. Es como la vida misma, no valoramos la salud realmente hasta que una enfermedad nos limita. La ética es algo parecido, con la diferencia que es construida por la sociedad humana.
La mejor inversión para los pueblos es invertir en educación interior. No en cualesquier educación. Sino en aquella que fortalece los valores del espíritu humano. Esa es la más alta inversión.
La mayoría entiende de invertir en educación por desembolsos en colegios, universidades, especialmente en infraestructura y en laboratorios, etc. Lo mismo que invertir en ciencia y tecnología. Eso es instrucción que aporta conocimientos y destrezas. También fortalece las competencias laborales. Eso ayuda, pero no es el real fundamento de la economía moderna. La educación del alma humana va por un camino diferente. Desarrollar la conciencia interior es algo diferente a la mera instrucción.
El fundamento de la sociedad está en desarrollar las virtudes y los valores de las personas para que sean capaces de administrar con justicia, con armonía y con sabiduría los medios materiales de que disponen.
Si se descuida la conciencia del chofer de un auto, aunque sea un gran chofer, muy instruido en su profesión, que maneje con delicadeza su vehículo y entienda como repararlo, nada impedirá que se dedique al tráfico de drogas, o a la prostitución, o que organice bandas delictuales, etc. Es decir, lo que genera la paz y el bien común es el desarrollo de una conciencia de armonía y de paz. La mayor abundancia de bienes materiales no genera ese estado de paz y de armonía interna. Tampoco el tener un grado universitario o técnico o cualesquier título obtenido mediante una buena y esforzada instrucción.
Una de las grandes preocupaciones de la sociedad moderna, son la delincuencia, la drogadiccion, la violencia familiar. Fenómenos que traspasan todas las clases sociales, económicas y todos los niveles de escolaridad o instrucción.
Son dos riquezas distintas y complementarias. Desarrollar la riqueza de la conciencia interior y el desarrollo de la riqueza material. Y por supuesto ya tenemos que hablar de la Riqueza del Conocimiento. Tampoco estoy hablando de esta última, porque si está asociada a una mera instrucción referido a lo material, no provoca cambios en la conciencia humana para vivir con mayor armonía y paz.
La sociedad humana moderna ha potenciado el desarrollo material. Hemos mejorado el auto. Es más moderno. También le hemos dado buena instrucción al chofer, a los habitantes que tienen mayores posibilidades de instruirse en más colegios, universidades, por Internet, etc. Pero falta desarrollar la conciencia humana de los habitantes, para transformarlos en reales ciudadanos.
Si no desarrollamos nuestra conciencia espiritual, entonces como civilización sufriremos grandes pérdidas materiales y lo que es más grave, grandes pérdidas de convivencia social y familiar.
Es importante destacar que muchos hablan de la sociedad moderna como la sociedad del conocimiento. Y en parte tienen razón. Se dice que el que domina la información domina el mundo. Desgraciadamente son medias verdades. Porque tenemos como nunca en la historia humana una población mundial altamente instruida, técnica, y con amplio acceso a la red de información mundial. Pero ese acceso a la información no forma un ser humano equilibrado y criterioso en paz con la sociedad. Tenemos muchas guerras y grandes injusticias sociales en toda la Tierra basados en esa amplia base de profesionales y técnicos del mundo. Están muy instruidos y preparados. Pero no tienen la suficiente conciencia espiritual como para saber usar la información y conocimiento que les llega.
Por lo tanto, la existencia y mayor acceso de Internet a más y más lugares del mundo no necesariamente lleva a una sociedad mas equilibrada y justa. Este tipo de conocimiento y medio de difusión, requiere de una mayor evolución de la conciencia interior de la persona, para que el uso de ese conocimiento y de Internet, sea un instrumento que lleve a la persona y a la sociedad a un estado de mayor armonía, felicidad y prosperidad.
La real educación que permite el avance de los países tiene que ver con la educación interior, con la educación del ser. Y parte de este desarrollo tiene que ver con EDUCIR, es decir, sacar desde adentro, sacar del interior del ser humano su auténtica identidad. Es toda una forma de educar maravillosa, que requiere otro artículo para abordarla. La educación holística es la que mejor se acerca a esa idea, o cualesquier módelo, en tanto permita EDUCIR la real naturaleza INTERNA del ser humano.
Los países que avanzaran en su desarrollo de manera magistral serán aquellos que apliquen una visión holística de la educación, porque esta incorpora todas las fuerzas e intereses del ser humano, tanto lo material, como lo emocional, lo intelectual, y lo espiritual. Las naciones que se atrevan a aplicar la visión holística de la educación serán las que realmente guiarán el desarrollo de la sociedad moderna. Porque dados los grandes desequilibrios modernos y la falta de armonía colectiva, los que se acentuarán debido a los desequilibrios sociales y económicos que provocará el cambio climático, los que se anticipen tomando una vision educativa y política holística, serán los países que proveerán respuestas a su pueblo y al mundo de cómo vivir mejor en medio de esas circunstancias tan cambiantes.
Pero como el ser humano es un ser que vive de ESPERANZAS, siempre habrá algunos luchadores que insuflarán en la conciencia humana, la esperanza de un mundo mejor. Modestamente pido que le dejemos espacio a esos lideres positivos que avivan la esperanza de una vida mejor, porque son el verdadero tesoro y riqueza de las naciones. Los que trabajan en la esfera inmaterial, son los que mantienen viva y fuertemente unida la raigambre social de los pueblos.
Incluso el mismo creador del libro " La causa de la riqueza de las naciones", Adam Smith, el padre de la economía moderna, él mismo, el paladín del desarrollo económico, era un PROFESOR DE FILOSOFÍA MORAL. Esa era su esencia, mantener viva la riqueza moral de los pueblos, porque allí estaba la arquitectura que sostenía todo el andamiaje externo de la existencia social.
Mal entendido y mal valorado ha sido Adam Smith. El sabía a cabalidad que la riqueza interna sostenía las naciones. Nuestro deber en el presente, cuando el planeta se ha transformado en una aldea debido al transporte y las comunicaciones, es ser ciudadanos del mundo.
Necesitamos de artistas, pensadores religiosos y morales, filósofos, etc, que ayuden a crear esta conciencia global, porque todos los países dependemos de los demás. Es una época única en la historia.
La economía moderna va a sufrir un grave estancamiento, si no somos capaces de re-crear una conciencia ética planetaria que sostenga a toda la humanidad en armonía con la naturaleza y en armonía con la gran variedad de pueblos y razas.
Es un desafío gigantesco, pero es hora de compartir nuestras visiones para dar nuevos fundamentos a la sociedad, tal vez tomando los mejores de la historia, tal vez desarrollando nuevas visiones. Lo que está claro es que aunque nuestras ropas hayan cambiado con cada siglo de la historia, nuestra esencia interna no ha cambiado mucho. Por eso debemos tomar lo mejor de la Sabiduría de todos los pueblos para refundar la vida espiritual moderna, con el fin de ayudar a sostener este mundo moderno que se nos desarma por efecto del calentamiento global y por las injusticias sociales que nosotros mismos ayudamos a mantener.
La economía y el desarrollo moderno, necesitan urgentemente de una enorme inyección de riqueza, de capital espiritual. Todos en potencia tenemos es capital interior, y es hora de aportarlo a la sociedad para generar una sociedad que pueda vivir en mayor armonía.
Este artículo es mi pequeña contribución al debate.
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05 de Junio de 2008